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Cartagena, Colombia

La arquitectura colonial, su rica historia, excelentes playas y un clima excepcional atraen a numerosos turistas (pocos de Estados Unidos) a Cartagena, ciudad portuaria colombiana sobre el Caribe.

En la costa colombiana del Caribe hay una ciudad cuyas estrechas calles coloniales y plazas llenas de palmas se ocultan tras torretas amuralladas que datan de hace casi cinco siglos.
Es una ciudad inmersa en la historia, imbuida del imponente espíritu del Caribe que, con demasiada frecuencia, captura la esencia del realismo mágico, el estilo literario que definió Gabriel García Márquez.
Lo mismo si es por una semana o sólo un fin de semana largo, Cartagena ofrece a los visitantes un vistazo único al pasado colonial de la región, la oportunidad de solearse en playas vírgenes y cenar en sus exquisitos restaurantes.
El casco viejo de Cartagena está rodeado completamente por paredes monumentales de piedras, levantadas por los españoles en el siglo XVI para proteger la ciudad de los piratas y corsarios.
En su condición de principal puerto de escala entre Sudamérica y España, por Cartagena pasaron toneladas de oro y piedras preciosas que los españoles arrancaron sin misericordia de sus colonias.
También fue el puerto más importante para la trata de esclavos. El que visita la ciudad debe pasar por la Plaza de los Coches para ver los grilletes conque encadenaban a los esclavos.
En el siglo XVI, el pirata inglés Francis Drake sitió la ciudad, para capturarla y saquearla finalmente en 1586.
Pero las fortificaciones erigidas por los españoles hicieron imposible que otros invasores penetraran en la ciudad. Más una sólida masa de muros que un fuerte tradicional, San Felipe, la fortaleza más importante de Sudamérica, aún se levanta orgullosa en una elevación rocosa en las afueras de los muros citadinos.
Sus varios flancos están conectados por un laberinto de túneles que aún pueden recorrerse. Los túneles se diseñaron especialmente bajos para impedir la entrada de los piratas ingleses, de gran estatura, que constantemente penetraban en las aguas de la ciudad.
Los túneles también tenían características sonoras especiales, que permitían a los guardias españoles comunicar cualquier noticia en el momento, con un murmullo que podía escucharse claramente a varios cientos de metros.
Desde lo alto de San Felipe se observa una vista excepcional de la ciudad y las azules aguas del Caribe. Inmediatamente delante está el casco viejo de la ciudad, con la prominente cúpula de su catedral y sus plazas con fuentes.
Al sur, la moderna península de Bocagrande penetra en el mar como una lengua fina de tierra. Es aquí que los hoteles ofrecen un servicio de primera, incluido el Cartagena Hilton, de cinco estrellas, y el más tradicional Hotel Caribe.
Además, en Bocagrande hay numerosas tiendas, restaurantes y discotecas, que lanzan al aire cálido de la noche sus notas de buena música caribeña.
Pero los visitantes que vayan a probar la historia de Cartagena deben dirigirse directamente al Hotel Santa Clara, ubicado en el corazón de la ciudad amurallada, un viaje de 10 minutos en taxi desde el aeropuerto.
Propiedad de un destacado grupo francés de hoteles, el Santa Clara es un monasterio recientemente convertido en hotel que ofrece lo mejor de la ciudad en materia de alojamiento.
La entrada, una enorme puerta color terracota, da paso a un amplio patio lleno de palmeras y plantas tropicales.
Si se camina por el patio principal se llega a una piscina azul zafiro rodeada por mesas y sillas reclinables. El hotel cuenta con una de las mejores cocinas de la ciudad, con un restaurante francés y otro italiano.
Es buena idea evitar las playas ubicadas a lo largo de Bocagrande. El exceso de bañistas, música a todo volumen y vendedores insistentes acaban rápidamente incluso con el más paciente.
Pero algunas de las playas más idílicas del Caribe están a un corto viaje en barco. Nadie debe perderse las Islas del Rosario, un archipiélago natural de islas de coral, que ahora son un parque nacional.
También se recomienda mucho la playa privada del Hotel Santa Clara en la cercana isla de Barú. Los visitantes pueden pasar sólo el día, o si lo prefieren, varios días en el tranquilo retiro del hotel.
Sin embargo, para muchos visitantes, la arrebatadora atmósfera colonial de Cartagena deja muy poco tiempo para la playa. En el extremo occidental de la ciudad amurallada está el Palacio de la Inquisición, una inmensa red de patios y pasajes donde se exhiben numerosos instrumentos originales de tortura de la inquisición española.
El palacio, cuya construcción demoró 150 años y fue el tribunal de las regiones andina y centroamericana, flanquea la Plaza de Bolívar, pequeña y llena de altas palmeras.
Allí se puede visitar la catedral de la ciudad o maravillarse ante la colección de oro y piezas de alfarería precolombinas en el Museo del oro.
No obstante, algunas veces perderse en la miríada de calles coloniales de la ciudad es la mejor experiencia. Aunque los visitantes deben tomar las precauciones normales, caminar por Cartagena es por lo general una experiencia segura.
Y cuando sea hora de calmar la sed, como ocurre con frecuencia en el Caribe, hay pocas soluciones más apropiadas que disfrutar de una cerveza helada en la Plaza Santo Domingo.
En uno de los lados de la plaza hay una iglesia que data del siglo XVI. En otro está un edificio colonial recientemente restaurado reminiscente de un palacio indio, con su plétora de balcones en miniatura.
De noche, la plaza toma vida con músicos callejeros, comecandelas y juglares. En el bar Paco’s, junto a la iglesia, se puede animar la noche con ron caribeño y bailar al ritmo de una de las mejores orquestas de sala de la ciudad. Una advertencia, no pida de comer aquí, porque es caro y de poca calidad.
Hay muchos buenos restaurantes, especialmente los del Santa Clara. Otro buen lugar es el Nautilus, casi frente al Fuerte San Felipe. Y para los amantes de la aventura, pruebe las deliciosas butifarras redondas que se venden en las calles del caso viejo. Los vendedores de butifarra son fácilmente reconocibles porque van caminando y golpean sus cuchillos contra un objeto de metal a manera de pregón.
Cartagena puede ser uno de los mejores lugares del Caribe hispanohablante para darse una escapada, especialmente de diciembre a febrero (los meses más secos), pero también es un importante centro internacional de conferencias.
El año pasado, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) celebró aquí su conferencia anual. Y este año es la sede de una conferencia de las Naciones Unidas, a la que asistirán delegados de más de 150 países.
Sin embargo, a pesar de su perfil internacional, Cartagena está muy lejos de ser un destino vacacional de primera clase. Los conflictos armados en Colombia, que ya cumplen más de 40 años, y el espectro de las drogas, han conspirado para que los turistas se mantengan alejados del país.
Para los que ya conocen Cartagena, eso es una bendición. Y para los que aún no la han visitado, debe ser sólo una pequeña preocupación en lo que seguramente será una vacación inolvidable.

SI USTED VA
Las principales aerolíneas tienen vuelos directos desde Bogotá. (pruebe el servicio de reservas de Avianca en el (57) (1) 410 1011 en Bogotá). Avianca tiene vuelos directos desde Miami, que salen a las 4:15pm. También hay algunos vuelos directos fletados desde Montreal.
Para reservaciones de hotel, pruebe en el Hotel Hilton (reservaciones en el 57 1 637 2400, Fax: 57 1 612 5023 en Bogotá o directamente en Cartagena en el 57 5 665 0666 ), Hotel Caribe (Tel: 57 5 665 0155). O el hotel más lujoso de la ciudad el Santa Clara (Tel: 57 1 611 3499 Fax: 57 1 256 8841 en Bogotá, o directamente en Cartagena en el 57 5 664 6070, Fax: 57 5 664 8040). El Hotel Santa Clara está a 10 minutos en taxi (unos US$5) del aeropuerto internacional de Cartagena. Los otros dos hoteles, ubicados en Bocagrande, están a unos 20 minutos del aeropuerto.
La oficina de turismo de la ciudad está en la Plaza de Bolívar, pero ofrece poco más que una buena recepción de hotel en materia de información.